La chica está acostumbrada a que la traten así. El marido impotente la perdió en las cartas. Por eso la han estado jalando como una perra todo el día. Y cuanto más fuerte es la estaca, más fuerte la meten dentro. Sólo que el coño está ya tan acostumbrado a los nuevos amos, a la abundancia de leche, que no quiere volver atrás.
Hay que obedecer las instrucciones de la jefa. La jefa durante una conversación con un subordinado trivializó el deseo de follar. Trabajo duro. No hay vida personal. La polla del tipo estaba al instante en su boca. Ella chupó profesionalmente. Lamiendo sus testículos. Luego, tras extenderla sobre la mesa, la dama se sentó encima y condujo alrededor del joven semental. El tipo se emocionó tanto que las emociones salpicaron la cara y el pelo del jefe. Ojalá todos tuvieran jefes así.
Quiero mucho